"El Caracolito" por Juan Carlos García

PARA SER LEÍDO EN LOS CAMINOS DE UN BOSQUE

Más abajo tienes este cuentito disponible en VIDEO.

Escrito por Juan Carlos García
Extractado del libro: NO PIERDAS LA MAGIA, publicado por Editorial Bienes Lacónica, 1993
Ilustraciones: Fátima Trevilla Campos | Retoque gráfico: Marina Seoane, 2010

* * *

EL CARACOLITO

RASE UNA VEZ un pequeña princesa llamada Cristal. Ella corría de aquí para allá en su gran reino de flores. Siempre se le podía ver bailando y jugueteando por todos los fragantes jardines de los dominios de su padre, el Rey Arturo. Este Rey era poseedor de vastas regiones y su reino casi no conocía fin.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

   El Tutor y Maestro de la princesita Cristal era un gran mago llamado Merlín, el Sabio. Merlín vivía en las cercanías del gran palacio, en una pequeña y humilde casa dentro del bosque. Todos los días la princesita Cristal iba a casa de Merlín a recibir la instrucción que éste, con mucho amor, le daba.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

   Un día, al Cristal ir por el sendero que conducía a la casa de Merlín, se topó con un caracolito, el cual, con una casita demasiado pesada a rastras, le dijo:

—¡Eh! ¡ehhh!. ¿A dónde vas con tanta prisa, pichón de gigantes?

Y nuestra amiga, la pequeña princesa Cristal, le respondió:

—Pues voy a casa de mi Maestro Merlín, caracolito.

—¡No me digas caracolito! —dijo el caracolito muy disgustado—, tú debes referirte a mí como ¡señor caracol!

—¡Vaya, discúlpeme, señor caracol! —replicó Cristal, muy sorprendida—. Ahora, si me lo permite, seguiré mi camino.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

   Entonces el caracolito, aún más molesto, le dijo:

¡Ah, entonces quieres decir que te vas y que me dejas abandonado aquí solo, al comienzo del camino! ¡Ya sabía yo que estos gigantes eran muy engreídos y poco serviciales! Mamá tenía razón cuando me dijo que yo era el único de entre mis 95 hermanos que no iba a seguir una vida de caracol normal.

¿Hacia dónde se dirige usted, señor caracol? —preguntó Cristal.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

"El Caracolito" por Juan Carlos García

¡Oye, pero qué casualidad!, yo también voy a seguir por ese camino que tú me señalas —dijo sorprendida Cristal—¿Pero dime, caracolito, a dónde te diriges exactamente?

Te voy a explicar —respondió—. Cuando mis hermanos y yo éramos pequeñitos, mi mamá nos sentaba junto al tallo del rosal más alto de toda la zona en que vivíamos y nos decía: "Miren mis hijitos, ¿ven ustedes aquel gran hueco amarillo que hay en el cielo y que deja penetrar la más brillante luz?, pues bien, a ése que ustedes ven, los gigantes lo llaman Sol y dicen que sin él no podrían vivir. Ahora, ¿ven ustedes a este gran tallo de rosa?, bueno, por un tallo aún más grande que éste tienen ustedes que trepar para llegar al Sol y luego transmutarse en gusanitos de seda y más tarde en mariposas. Toda nuestra existencia se basa en eso; en la subida hasta el Sol por medio del tallo de ese rosal tan maravilloso".

Al principio yo no comprendía lo que mamá quería decirnos —siguió diciendo el caracolito—, pero mientras crecía iba entendiendo más y más cada palabra que de su boca había salido. ¡Ah, pero ella nos dijo algo muy importante!, y es que para subir hay que aligerar la carga de nuestra casa y tenerla limpiecita, de lo contrario jamás llegaremos al Sol.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

 

"El Caracolito" por Juan Carlos García

   Entonces, el caracolito, mirándola de arriba a abajo —cosa que le tomó mucho tiempo—, respondió:

¿Y quién más que un gigante puro de alma y corazón podría ayudarme?

Me has puesto en un verdadero aprieto, caracolito... —añadió la princesita Cristal.

   Nuestra amiga comenzó a pensar y pensar. Mientras tanto, el caracolito, que permanecía junto a una piedra, empezaba a dudar de ella. Un poco enfadado terminó por decir:

¡Caracoles!, otra vez he fallado. ¿Dios mío, cuándo será la hora en que encuentre a alguien que sirva de verdad, verdad? He pasado los últimos veinte días de mi vida buscándola, y lo que he podido encontrar son a muchos ignorantes, que hasta han llegado a decir que yo soy muy rencoroso y que no me olvido del mal que me han hecho. ¿Pero cómo lo voy a olvidar si a cada momento lo recuerdo y me da rabia?

¡Ahí está! —dijo muy emocionada, la princesita Cristal— ¡Ahí está tu problema!

   Entonces, nuestra amiguita alzó al caracolito y una vez que lo tuvo al nivel de su cara le dijo:

"El Caracolito" por Juan Carlos García

Tu problema, caracolito tonto, es que no sabes perdonar, y la palabra mágica que necesitas es P E R D Ó N.

   La princesita, muy tiernamente le dio un beso en su casita y ésta comenzó a estremecerse. Chispitas de luz violeta emanaron rápidamente de todo el cuerpo del caracolito y en un instante, aquella casa que parecía muy pesada ahora era tan transparente y tan liviana que casi no se veía, y aquella frívola obstinación se había transmutado en una bella aspiración.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

   Luego, la princesita lo dejó en el suelo y siguió caminando a casa de su Maestro Merlín, mientras que el ahora ligero caracolito retomaba su camino al Sol pero dejando siempre un rastro de luz violeta por donde pasaba.

   Desde aquel entonces todo fue felicidad y rapidez para el caracolito.

"El Caracolito" por Juan Carlos García

F I N

Haz clic en PLAY para ver el VIDEO.

Actualizada: 11-09-2012  | Visitas sección: